Dejar Chile para venir a vivir a Alemania significó un gran cambio cultural, vocacional y emocional en mi vida; lo que me llevó a empezar una búsqueda inconsciente de equilibrio y tranquilidad en lo extraño, en lo nuevo.
Esa vida me llevó al arte, ese proceso de búsqueda y su desarrollo que empieza en la inexistencia y termina en una creación bella, me ayuda a encontrar la templanza en esta vida de artista extranjera.
Observando el mundo con todos los sentidos, capturando lo universal para hacerlo personal; los lugares solitarios, los objetos antiguos, lo cotidiano, el aparente desorden que a través de rojos intensos, turquesas y marrones y el sutil traspaso entre ellos, se mueven en el camino de la composición que forma mis pinturas.
Mi trabajo me recuerda que la belleza en la vida se encuentra donde elijamos que exista.
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